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El carácter de la cocina libanesa brilla en Shukran

Se autodefine como un restaurante & lounge de cocina mediterránea en su especialidad libanesa. Tiene varias sedes, entre las que nos decantamos por el semisótano de la neomudéjar Casa Árabe, antiguas Escuelas Aguirre (1881).

La terraza climatizada pinta bien, pero nos acomodamos en el interior, de mobiliario sencillo y paredes blancas con impresiones verdes del árbol nacional de Líbano, el cedro.

El servicio, muy atento y comunicativo en la justa medida. Aceptamos la recomendación de probar la cerveza libanesa. Para ser una pilsener es densa y sabe mucho a cereal.

Abrimos el banquete para dos con el clásico hommos y una ración de mutabal o ‘caviar de berenjena’. No saben a lo de siempre, hay una frescura y un manejo del aceite de oliva por encima de la media.

shukran (2)Falafel, kebbe, sambusa con fatayer a la mesa. Abundancia y, menos mal, ligereza (véase la imagen de portada)

De todas formas, se agradece el ácido que domina en el tabbouleh y el cilantro de la ensalada fatoush (véase la siguente imagen), donde el crujiente de pan completa las texturas del plato.

shukran (3)Correctos rollos de ternera y pollo envueltos en una pita libanesa muy fina, buen detalle.

shukran4De postre, degustación de baklawa, muy suaves también.

shukran5Sin duda, Shukran no es un libanés más, sobre todo por la potencia y la vuelta de tuerca que aportan sus chefs a los sabores tradicionales de la cocina del país.

 

  • Shukran Restaurante & Lounge

Precio medio: 25 – 30 € por persona.

Horario:

Domingos a miércoles: 9:00 – 00:00 / Jueves: 10:00 – 1:00 / Viernes y sábados, festivos y vísperas de festivos: 10:00 – 2:00.

Casa Árabe, calle de Alcalá, 62.

CAllealcalá62

‘Donde hay agravios no hay celos’

Durante el reinado de Felipe IV el teatro se representaba para la realeza y la aristocracia en salas y escenarios a la italiana, como los habilitados en el Real Alcázar de Madrid y el Palacio del Buen Retiro, y en corrales de comedias ante un público variopinto.

Donde hay agravios no hay celos, obra de Francisco de Rojas Zorrila estrenada en 1637, saltó de las primeras a los segundos y no se apeó de todo tipo de escenarios hasta el siglo XIX. En el siglo XVIII fue el texto del autor que más resonó en Madrid: se realizaron con él casi 200 montajes diferentes.

La Companía Nacional de Teatro Clásico lo ha recuperado en su sede temporal (ya queda poco para que reabra el Teatro de la Comedia, dicen desde hace mucho), el Teatro Pavón, un marco art decó por fuera y ni fu ni fa por dentro que no te pone en situación.

Helena Pimenta, la directora de la CNTC, ha elegido una escenografía típica del siglo XVII (más de corral que de palacio), para esta versión de la obra realizada por Fernando Sansegundo, uno de sus intérpretes. Comienza la función con casi todas las butacas ocupadas. Entonces conocemos los agravios y los celos de un noble y soldado que llega a la corte para casarse y a quien le surge la posibilidad de vengar una ofensa a su hermana y de descubrir si su prometida le es fiel. Se suceden los enredos bajo las convenciones de las comedias de la época hilvanados por un verso ágil y eficaz, bien restaurado.

A recursos que entonces se utilizaban para mantener la atención de la audiencia, como las canciones y los combates a espada, se les han aplicado filtros diferentes: por ejemplo, cuando los personajes cantan se producen coreografías e iluminaciones propios de un tipo de dramaturgia contemporáneo y cuando pelean, lo hacen como desde siempre, apartes incluidos.

En la misma línea, Pimenta ha decidido utilizar tonos diferentes para definir las interpretaciones de los actores. Entre los extremos marcados por el histrionismo gestual y de timbre de Clara Sanchis, que  muestra una versatilidad asombrosa (pero ¿por qué tenemos que asistir a toda su amplitud?); y la templanza y la proyección natural de su voz de Rafa Castejón, por otra parte menos brillante que otras veces (su personaje tampoco le ayuda), quien sale mejor librada es Marta Poveda, que además acapara la modernidad de Rojas Zorrilla respecto al tratamiento de los personajes femeninos y de las clases populares en su teatro: representa con gracia y verdad a una criada inteligente que sabe dirigir sus pasiones y reflexionar sobre los conflictos de los nobles más allá de la bufonada. Y tiene a su disposición un potente soliloquio.

El conjunto genera regustos contradictorios, una sensación de paisaje mezclado. Y al final, como literalmente no podría ser de otra forma en cualquier versión de una obra del Siglo de Oro, el honor se resuelve al gusto de los primeros espectadores de la obra, los reyes y compañía, y se restablece el orden social. Quienes copaban el patio de los corrales de comedias (que eran gestionados por cofradías religiosas) celebraban con aplausos el sentido común acrítico que les inculcaban. Pero Rojas Zorrilla (y otros) les abría resquicios para burlarse de los arquetipos o figurones que creaba y mirarse en  el nuevo retrato de las mujeres y el pueblo llano que proponía.

El público de hoy ríe y aplaude, lo pasa bien. Nos animamos a suponer, con mil perdones por delante, que el sentido común de muchos de los que lo conforman les lleva a creer que asistir a una representación de teatro clásico es una de las opciones de ocio cultural más apolíticas a su disposición.

 

Hasta el 14 de diciembre de 2014. 20 € entrada general. 10 € los jueves y las entradas con descuento.

Horario:

De miércoles a sábados: 20:00 / Domingos: 19:00.

Teatro Pavón, calle de Embajadores, 9.

teatropavón

Doctor Fourquet: CASA SIN FIN y THEREDOOM, por ejemplo

En la segunda década del siglo XXI la calle del Doctor Fourquet se ha transformado en una galería de galerías de arte contemporáneo. Algunas llegaron antes y todas disfrutan de la sombra del cercano Museo Reina Sofía.

Procedemos a internarnos las exposiciones vigentes de dos de las propuestas de este espacio expositivo informal.

La CASA SIN FIN alberga una serie de fotografías que Manolo Laguillo (1953) realizó en los meses de julio y agosto de este año en Lavapiés. Las imágenes reflejan un barrio de vacíos: aparecen solares, medianeras o comercios cerrados y desaparecen los habitantes del espacio, que no están o son meras siluetas.

El protagonismo recae en la luz transparente  y calorífica del blanco y negro con el que el reputado y semidesconocido fotógrafo madrileño parece haber querido mostrar la periferia del centro, un entorno en el límite de lo indiferenciable y en transformación hacia… nada concreto.

Nos quedamos con el punto de vista atópico de Laguillo (además de con sus cualidades técnicas) como principales valores de la serie y nos llevamos la duda paradójica de si no se habría enriquecido con una mayor diversidad de intenciones.

El continente de la exposición lleva dos años en Lavapiés, algunos menos que su casa madre de Cáceres, y es tan reducido como enorme su nombre.  Nos verá pasar su umbral en el futuro, seguro.

THEREDOOMMucho más reciente es el avecindamiento de THEREDOOM, y mucho mayor el número de metros cuadrados que ha puesto al servicio de la primera (video)exposición que alberga. Se trata de ‘Carolee Schneemann: élan vital’, una selección de trabajos de arte visual ideados y filmadas por la performer nacida en Pensilvania en 1939.

Se proyecta  sobre muros o se emite en televisiones obras de los años 60 y 70 de quien se definía como una pintora que utilizaba todos los medios a su alcance para ejercer como tal.

Sumamos las impresiones que nos causan las imágenes, las dividimos entre el número de impactos recibidos y el resultado es un relato feminista, con propósito epatante, apegado a su contexto temporal y cultural, interesante cuando la subjetividad ensimismada no lo consume.

Esperaremos a las siguientes propuestas de la galería para saber cuál es su propia narrativa.

Manolo Laguillo: Lavapiés, julio-agosto, 2014

Hasta el 11 de noviembre de 2014. Gratis.

Horario:

De martes a viernes: 11:00 – 14:00 y 16:30 – 20:30.

Sábados: 11:00 – 14:30.

CASA SIN FIN, calle del Doctor Fourquet, 11.

Carolee Schnneemann: ‘élan vital’

Hasta el 19 de octubre de 2014. Gratis.

Horario:

De martes a viernes: 11:30 – 14:00 y 17:00 – 20:30.

Sábados: 11:00 – 14:00.

THEREDOOM, calle del doctor Fourquet, 1-3.

CASASINFINubicacion

¿Para qué sirve fotografiar la arquitectura?

La exposición temporal del Museo ICO ‘Fotografía y arquitectura moderna en España, 1925-1965’, enmarcada en el festival PHotoEspaña 2014, forma parte de un proyecto de investigación en desarrollo dirigido desde la Universidad de Zaragoza por el arquitecto y fotógrafo Iñaki Bergera sobre el papel de la fotografía como difusora del Movimiento Moderno arquitectónico en España.

OKSe trata de una selección de más de 250 fotografías de unos 40 autores, entre los que se encuentran Catalá-Roca, Schommer, Pando o Kindel. Todos ellos reflejaron la arquitectura de su tiempo para diferentes publicaciones generalistas y especializadas. Seguir leyendo ¿Para qué sirve fotografiar la arquitectura?

Cartier-Bresson: la necesidad de ver

La exposición total sobre la obra del fotógrafo, cineasta y dibujante Henri Cartier-Bresson (1908-2004) que el Centro Pompidou de París ha organizado en colaboración con la Fundación Mapfre se exhibe en la Sala Recoletos de esta última institución hasta el próximo 7 de septiembre.

Jueves por la tarde, nadie en la cola para recoger la entrada gratuita a la muestra, pero hay bastante gente en las salas. Sin dispersiones museográficas, las fotografías (sobre todo), los dibujos y las filmaciones nos fuerzan a concentrarnos en el punto de vista del autor en cada una de sus etapas y en su intención de comprender y difundir realidades a través de la imagen. Surrealista, comunista, fotorreportero, retratista, pura subjetividad con objetivos.

Cartier-Bresson elegía contextos y esperaba la llegada del azar, el azar surrealista, que no era posmoderno: dotaba de sentido a la mirada. Fotografió para una publicación francesa comunista la coronación del rey inglés Jorge VI. Decidió retratar a los asistentes, lo que se veía mirando a los que miraban. ¿Que ves?

cb

Realizó narraciones visuales para la agencia Magnum, que cocreó. Se dedicó a la fotografíanegocio, también narrativa (Eh, Velázquez y Goya pintaban por encargo casi siempre, pero sin dejar de ver y conseguir que veamos). Practicó un cine militante, con o sin Jean Renoir. Se proyecta en un pequeño espacio uno de los documentales que dirigió: Victoria de la vida (1938), sobre la II República Española, es decir, sobre sus logros y cómo la Guerra Civil los iba laminando.

¿La recomendamos? Volveremos…

Henri Cartier-Bresson

Hasta el 7 de septiembre de 2014. Gratis.

Horario:

De lunes a sábado: 10:00 – 20:00.

Domingos: 11:00 – 19:00.

Fundación Mapfre, Sala Recoletos, Paseo de Recoletos, 23.

mapfre