Historias de Navidad que no te habían contado
Ya están de vuelta las tradicionales y típicas fiestas de Navidad en todo el país, pero es verdad que en Madrid tienen una importancia especial. Eso sí, ¿Cuántas cosas habrán pasado en las calles que ahora están repletas de luces, tiendas y gente? Muchísimas, de hecho, demasiadas y solo algunas pocas se conocen. Hay algunos que aprovechan las fiestas para juntarse con la familia y otros que hacen totalmente lo contrario, aprovechan para estar solos y descubrir todo aquello que a nadie le interesa. Además, para todos aquellos amantes de las NO fiestas navideñas, aquí celebramos la ANTINAVIDAD con un plan diferente cada año.
La Nochebuena de 1734 la familia real se encontraba cenando en el muy conocido Real Alcázar de Madrid, cuando se desató un fuego imparable a causa de una vela. Las campanas empezaron a sonar, pero los ciudadanos madrileños pensaron que era la misa del Gallo y no pudieron hacer nada para salvar todo el material histórico que había en ese lugar. Hay que ver como una vela puede convertirse en algo catastrófico incluso en Navidad. O todo lo contrario, antes de que aparecieran esas majestuosas construcciones lumínicas de Navidad en Madrid, las velas eran el principal foco de luz, nunca mejor dicho. Servían para que los Reyes supieran el camino que debían seguir y además, la gente también iba por la calle con cacerolas y cencerros que servían como guía. Esta tradición estuvo vigente hasta 1882 cuando el alcalde lo prohibió y apareció la iluminación navideña eléctrica, que ya se ha quedado. Es sorprendente ver como antes cuatro velas servían para unir a toda una ciudad y ahora es el “consumismo navideño” el que lo hace acompañado de luces de todos los colores, aunque totalmente falsas. Por otro lado, cuando hablamos del primer alumbrado navideño en Madrid, no podemos dejar de mencionar la Plaza de Callao. Cuatro faroles colocados en medio de una plaza enorme y totalmente diferente a la que conocemos hoy fue lo que se conoce como las primeras luces de Navidad en Madrid. Como consecuencia, las velas desaparecieron y la luz que iluminaba las fiestas de navidad ya nunca más volvería a ser natural.
También, aunque no suene del todo agradable, hay muchísimas antiguas iglesias, palacios y calles en Madrid que fueron en su día un habitáculo de fantasmas, crímenes y exorcismos. Todo lo que ahora está perfectamente decorado, no fue así siempre. Por ejemplo, la Iglesia de San Ginés, una de las más antiguas de la céntrica calle Arenal donde unos ladrones que entraron decapitaron a un anciano que estaba rezando y su espíritu continúa en la iglesia o la dama vestida de blanco que pasea por el tejado de la Casa de las Siete Chimeneas muy cerquita de la Gran Vía.
Además, ¿nunca te has parado a pensar por qué tomamos doce uvas para celebrar la llegada de un nuevo año? La realidad es que la mayoría de nosotros no, simplemente lo hacemos y seguimos con la tradición, pero como todo, esta celebración tiene su origen y aquí te lo contamos. En la noche de Reyes de finales del siglo XIX en Madrid era costumbre salir y armar jaleo, algo que el alcalde no aprobaba y decidió imponer una sanción a todos aquellos que salieran a festejar esa noche. Sin embargo, los madrileños decidieron vengarse y a modo de burla, decidieron imitar la recepción oficial que cada 31 de diciembre celebraba el alcalde donde tomaba uvas y champán. De esta manera, acudieron a la Puerta del Sol a reírse del alcalde tomándose allí sus doce uvas. Una vez entrados en el siglo XX, debido a un exceso de uvas en los cultivos de 1909, se empezó a extender esta costumbre madrileña a todo el país. Eso sí, se hizo en forma de mensaje esperanzador que estaba enfocado en la buena suerte que daba tomarte las doce uvas. Esta estrategia de marketing es una realidad a día de hoy para todos los españoles, pero ninguno dice nada y seguimos haciéndolo.
Tampoco se puede obviar la icónica y rara figura de Doña Manolita. Todos sabemos que la lotería de Navidad se debe comprar allí y por ese motivo, se forman esas interminables colas. Pero, realmente, ¿por qué es? A parte de que las personas siempre suelen seguir lo que hace y dicta la sociedad, existe una razón. En 1904 abrió por primera vez esta administración de lotería en la calle san Bernardo, cuyas dueñas eran las hermanas De Pablo, pero la atención estaba fijada en Manolita, una de las cuatro hermanas. Esta afirmaba que la suerte de su lotería se debía a sus cuatro visitas a la Pilarica de Zaragoza, la cual vestía un manto rojo en todas las ocasiones y se suponía que eso era señal de buena suerte. Según ella, esas visitas fueron lo que hizo funcionar su administración y, por eso, en 1931 ya pudo abrir un local en la céntrica Puerta del Sol y otro en la Gran Vía. Hoy en día, sigue siendo un símbolo de fortuna navideña, eso sí, para aquellos que quieran creérselo. Para los que no, se puede seguir comprando perfectamente la lotería de navidad en la administración de tu barrio, porque desgraciadamente, las probabilidades de que toque son las mismas.
Si nos paramos a pensar, todo eso ocurre mientras la mayoría de adultos y niños están comiendo churros, comprando de forma descarada en las tiendas o simplemente estando embelesados con las luces de Navidad. Solo hace falta que te pares un poquito y te fijes más y la Navidad de Madrid te irá contando sus secretos.