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El origen del Orgullo en Madrid

A nivel mundial, diferentes ciudades han acogido y promovido lo que ya es una celebración que año tras año se ha hecho un hueco en el calendario, y de la cual Madrid ha conseguido convertirse en el epicentro emblemático, donde miles de personas se reúnen cada año para conmemorar la diversidad y expresar su apoyo. Pero para llegar a este punto, el Orgullo se ha tenido que ir evolucionando poquito a poco hasta convertirse en uno de los eventos más destacados de la ciudad.

La historia del Orgullo Gay en Madrid se remonta a la década de 1970, cuando España estaba emergiendo de la dictadura de Franco. Durante aquellos años, la comunidad LGBT+ luchaba por la visibilidad y por el reconocimiento de sus derechos. Fue en este contexto que nació la manifestación del Orgullo Gay en la capital española.

El 26 de junio de 1977, apenas dos años después de la muerte de Franco, se celebró la primera marcha del Orgullo en Madrid. La fecha elegida fue simbólica, ya que coincidía con el aniversario de los disturbios de Stonewall en Nueva York, considerados el punto de partida del movimiento moderno por los derechos LGBT+.

En sus primeras ediciones, la marcha del Orgullo en Madrid era una manifestación política y reivindicativa, donde los participantes exigían igualdad de derechos y el fin de la discriminación. Estos primeros años fueron difíciles, ya que la comunidad LGBT+ debía enfrentarse a la intolerancia y a la falta de comprensión por parte de la sociedad.

Madrid la cuna del orgullo gay

Hoy en día, Madrid se ha consolidado como una capital mundial del Orgullo Gay, con su celebración anual atrayendo a personas de todas partes del mundo. Durante la última semana de junio, la ciudad se engalana con los colores del arcoíris y acoge una amplia variedad de actividades y eventos que culminan con la gran manifestación del Orgullo.

La manifestación se ha convertido en una fiesta multitudinaria, donde miles de personas desfilan por las calles del centro de la ciudad, mostrando su apoyo y visibilidad, además del resto de eventos que acompañan a la manifestación y que ya conocemos como conciertos, exposiciones, charlas y fiestas temáticas que dan cabida a diferentes expresiones de la cultura LGBT+.

El Orgullo Gay en Madrid ha dejado una huella profunda en la sociedad española y más allá. Ha sido una herramienta poderosa en la lucha por la igualdad de derechos, la visibilidad de las personas LGBTI+ y la normalización de la diversidad. Además, ha promovido el turismo y ha proyectado la imagen de Madrid como una ciudad inclusiva, abierta y acogedora.

El Orgullo ha sido un catalizador para cambios significativos en la legislación española en materia de derechos LGBT+. Durante las últimas décadas, se han logrado importantes avances, como la legalización del matrimonio igualitario o la aprobación de leyes que prohíben la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

El Orgullo Gay en Madrid también ha servido como modelo y fuente de inspiración para otras ciudades y países. Muchas ciudades alrededor del mundo han adoptado la celebración del Orgullo como una oportunidad para promover la diversidad y los derechos humanos, copiando el modelo de Madrid.

Nosotros contamos con la ruta Chueca chispera, donde podéis conocer los entresijos de este barrio que es todo un icono del colectivo LGTB+.

Grafitis y murales de Lavapiés

Sí, grafitis, con una sola efe. La palabra castellana grafiti procede de la italiana graffiti. La voz italiana es plural y su singular, graffito, significa: incisión o dibujo realizado sobre una pared.

Por aquí, siguiendo a la RAE, entendemos que un grafiti es una firma, dibujo o composición pictórica realizados habitualmente sin autorización en un lugar público. Un mural sería una pintura o decoración cuyo soporte es un muro. A día de hoy, muchas obras de arte urbano son consideradas indistintamente grafitis o murales si han sido realizadas con autorización. O grafitis si su estilo utiliza el lenguaje conceptual y visual del arte contemporáneo y murales si sus trazas son más clásicas.

Concentración de grafitis en Lavapiés

El barrio de Lavapiés es uno de los barrios con concentración cultural y más cuando se trata si hablamos de grafitis y murales en Madrid, quizá por ser uno de los que más de moda está en la capital (y sus vecinos más veteranos soportan las consecuencias de la gentrificación y la turistificación por ello) y porque una de sus almas es alternativa o underground.

Vamos a mostrarte por aquí algunos de los grafitis y murales más representativos del arte urbano de Lavapiés e iremos añadiendo nuevas obras en el futuro si procede.

En la fachada del Mercado de Antón Martín

El grafiti de la portada de este artículo es una obra que pintó originalmente Finbarr DAC o Fin DAC (Irlanda, 1967) para la fachada principal del mercado de Antón Martín en 2012. La Isajoyo o Isabelita que hoy podemos disfrutar en esa fachada es una recreación de 2015 que realizó el propio autor de su obra cuando el Ayuntamiento, remodelando el mercado, pintó encima de la gheisa contemporánea ideada por el artista con sede en Londres.

Las figuras femeninas de aire asiático realizadas con estarcido y con una técnica de pintura que simula salpicaduras en colores pop a la altura de los ojos son las señas de identidad de Fin DAC que aparecen en Isajoyo. Las influencias del irlandés son muy diversas, desde la novela gráfica hasta Francis Bacon.

Isajoyo, calle Santa Isabel esquina calle Duque de Fernán Núñez.

Homenaje a Anna Akhmatova

Marat Morik (Rusia, 1982) se interesó por la cultura del hip-hop y su derivada grafitera desde su adolescencia. Este diseñador gráfico, ilustrador y pintor dejó en la calle Santa Isabel un homenaje a la poetisa rusa del siglo XX Anna Akhmatova como participación en el festival y feria de arte contemporáneo URVANITY de 2019. Este evento se organiza desde 2017 con la pretensión de visibilizar a nuevos y originales artistas.

En este mural, como en el grueso de su obra, el artista combina lo figurativo con el expresionismo y el abstracto. Colores masivos y versatilidad en cuanto a las texturas completan su estilo.

Homenaje a Anna Akhmatova. Grafiti Lavapiés.

The rhyme of things, calle Santa Isabel, 18

La mirada de Gerada

En la edición de 2021 de URVANITY, Jorge Rodríguez-Gerada (Cuba, 1966), artista multidisciplinar especializado en obras de gran formato en espacios públicos, realizó este mural en el que trató de capturar la suspensión del tiempo que se produce cuando dos miradas se encuentran y se reconocen como sugestivas en el ámbito urbano.

Gerada es uno de los fundadores del neoyorquino movimiento Culture Jamming y se ha hecho célebre por sus retratos de land art, sólo visibles desde el aire. En 2013 compuso el mayor retrato del mundo en Amsterdam para apoyar la campaña ‘En defensa de las mujeres que defienden los derechos humanos‘. Ese retrato tiene el tamaño aproximado de un campo de fútbol.

 La mirada de Gerada. Grafiti Lavapiés.

Retrato de mujer, calle Magdalena, 23

Picasso en Lavapiés

El malagueño Pablo Ruiz Picasso no se prodigó demasiado por Madrid, pero es sabido que vivió durante nueve meses en una pensión de Lavapiés ubicada en la calle San Pedro Mártir esquina con la calle de la Cabeza. Será que el barrio ya le pareció entonces cool o, a lo mejor, que era barato, barato en aquellos tiempos.

Habitó en esa pensión entre septiembre de 1897 y junio de 1898 y allí coincidió con el entonces niño y futuro gran actor Pepe Isbert. En 1981 la ceramista y escultora Lola Gil (Madrid, 1939) realizó cuatro losetas cerámicas decoradas con temas y espíritu picassianos en forma de trampantojos de ventanas del inmueble en el que Picasso tomó contacto con Madrid mientras estudiaba mucho o poco en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

En el de la primera planta, donde estuvo la referida pensión, Picasso y Pepe Isbert juegan a las cartas con su aspecto adulto y tras ellos hay dos personajes que dan pie a diferentes interpretaciones.  En la falsas ventanas de los pisos superiores, hay una especie de recreación del retrato que Picasso hizo de la escritora Gertrude Stein, elementos de La mujer en blanco y La viña y un búho, obras de madurez del artista malagueño, y un Pierrot.

Picasso en Lavapiés. Grafiti Lavapiés.

Madrid recuerda a Picasso en el centenario de su nacimiento, calle San Pedro Mártir, 5

Reivindicando en la calle

A principios de 2011, cinco placas similares a las que diseñó Alfredo Ruiz de Luna, miembro de una familia de larga tradición azulejera, para explicar gráficamente el origen del nombre de las calles del distrito centro de Madrid, aparecieron en sendas fachadas de Lavapiés.

Esas cinco placas de azulejo sobre lámina metálica, situadas en las calles Sombrerete, Ministriles, Rodas, Embajadores y Cabeza, eran obra de la artista visual Diana Larrea (Madrid, 1972), que pretendía con ellas denunciar el estado de abandono en el que se encontraban numerosos edificios del barrio por aquel entonces. La placa de la calle Embajadores la aplicó sobre sobre una casa de hidalgo del siglo XVII demolida poco después, imagínate el asunto.

Calles distinguidas, calle de la Cabeza, 12

La presencia de Suso33

Hay diferentes murales y grafitis del renombrado artista audiovisual, performer, muralista y grafitero Suso33 (Madrid, 1973) en Lavapiés. Uno de sus últimos trabajos en el barrio ilustra la multiculturalidad de sus calles a través de unos recuadros de diferentes colores sobre los que se superponen y difuminan las características ausencias / presencias con las que el cultivador del action painting llama a la reflexión en sus obras.

Las ausencias / presencias de Suso33, en esta obra, parecen representar la identidad de los distintos pobladores de Lavapiés y su mezcla con la de los demás.

La presencia de Suso33. Grafiti Lavapiés.

Lavapiés, calle Jesús y María, 15

Pintura sobre cristal

Los soportes de los grafitis pueden sorprender por su originalidad o por cómo el artista ha jugado con ellos en busca de un determinado efecto. En este trabajo de Dana Herman (Madrid, 199?) para la edición de 2022 del festival de intervenciones artísticas CALLE, promovido por la Asociación de comerciantes de Lavapiés desde 2014, el cristal de la fachada del contenedor de cultura y gastronomía Cytinizer Plaza es tan protagonista de la obra como las siluetas que Herman ha colocado sobre él.

Esas siluetas muestran a una persona que adopta diferentes posturas como modo de reflejar su complejidad interna, su resiliencia y propensión o apertura al cambio.

Seeing Through Them, calleJuanelo, 17

Colores vivos

Colores vivos para grafitear una naturaleza muerta o bodegón con Lavapiés como tema. Eso es lo que nos encontramos en esta fachada lateral por obra y gracia de Nicolás Romero (Argentina, 1985) aka Ever. En sus murales de la serie Naturalezas Muertas, este artista, que considera que se inició en el grafiti y se fue deslizando hacia el mural, trata de mostrar sus análisis sobre lo público o antropológico de los lugares en los que pinta.

Así que Ever ve Lavapiés tal y como lo representó en esta obra que realizó dentro de la edición de 2020 de URVANITY. La multiculturalidad y la viveza de las calles son claves de la interpretación de la obra.

Still life Lavapiés, calle Embajadores, 19

Mural y sentimiento

Justo enfrente del trabajo de Ever, otra pared reclama nuestra atención. Es la primera obra de D*Face (Londres, 1978), en Madrid y la segunda en España tras su colaboración con Shepard Fairey en Málaga. El artista se inició en la intervención urbana replicando y replicando los paste-ups de su reconocible D*Dog en su ciudad de origen y otras ciudades europeas, sobre todo Barcelona.

La obra con la que ha dejado huella en Lavapiés proviene también de URVANITY 2020 y en ella la pintura de uno de los personajes está chorreando, ese personaje tiende a la desaparición. Puede que esté tratando de ocultarse, de escapar de una circunstancia o problema o de una relación. En cualquier caso, la pintura que cae es la expresión de un sentimiento.

Runaway, calle Embajadores, 19

Lo de Okuda y Bordalo II

Seguramente la obra de arte urbano más reconocida y fotografiada de Lavapiés sea la pieza que realizaron en colaboración Okuda San Miguel (Santander, 1980) y Bordalo II (Portugal, 1987) en 2019 para la expo colectiva Theriomorphism IV.

A las geometrías vibrantes del santanderino adscritas al surrealismo pop se le sumó una intervención en relieve con materiales reciclados del lisboeta, que utiliza esa técnica habitualmente, generando el retrato de un chimpancé.

A la obra original se le añadió anónimamente unos meses después el mensaje: ‘Sí, el mono gentrifica‘, lo que la ha convertido en objeto de controversia entre los amantes del arte urbano y los detractores de los procesos de cambio acelerado en barrios tradicionales que se van convirtiendo en otra cosa con la llegada de nuevos pobladores de diferentes estratos sociales y gustos.

Chimp Piece, calle Embajadores esquina calle Cabestreros.

Lo de Tabacalera

La antigua fábrica de tabacos de Madrid es un polo cultural híbrido entre lo alternativo y lo institucional desde principios del siglo XXI. Con ese espíritu de conjugar la espontaneidad y el aliento crítico del arte urbano con el peso y la tranquilidad aportados por las administraciones a la hora de realizar este tipo de obras, el proyecto Madrid Street Art creó Muros de Tabacalera en 2014. Madrid Street Art lo gestionó hasta 2019 y después ha tenido ‘vida propia’, ahora nos explicamos.

Muros de Tabacalera era una invitación a los principales artistas urbanos nacionales a pintar el perímetro exterior de la antigua fábrica de tabacos con libertad creativa y sin prisas, sin andar preocupándose por una recogida rápida de sprays y pinturas ante la llegada de la policía. En sucesivas ediciones, autores tan reconocidos como Borondo, Boa Mistura o Sabek han plasmado en esos muros sus ideas. Ahora sigue pasando, se pintan y repintan grafitis y murales ya sin el soporte del tinglado anterior.

Muros de Tabacalera, calle Miguel Servet, glorieta de Embajadores y calle Embajadores

Vistazo atrás (V): El tranvía en la calle de la Magdalena

Es una foto custodiada en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid como para sacar la lupa y vivir en el asombro. La hizo Martín Santos Yubero en 1947 y refleja la instalación de los rieles del tranvía en la calle de la Magdalena, límite norte de Lavapiés.

Fíjate en la indumentaria de los trabajadores, sobre todo en su calzado. Ayayay, si todavía es un grave problema el de los accidentes laborales, imagínate como era aquello en los años 40. Y revisa las portadas o cajas de madera de los frontales de los comercios, varias de ellas siguen existiendo aunque los locales sean sede de actividades diferentes a las de entonces. En la acera izquierda de la calle se ve algunas bonitas rotulaciones.

Y se ve también la clásica animación intergeneracional que un día fue parte sustancial de la identidad de Madrid.

calle magdalena 1947

Los Ferroviarios de Arganzuela

Desde finales del siglo XIX empezaron a construirse en Madrid colonias de viviendas que huían del modelo de construcción vertical y hacinamiento humano (ahora vivir en una corrala es guay, pero cuando había en ellas un único aseo para 80 o 125 o 200 personas, ¿qué tal?) que se estaba imponiendo, sobre todo, en el centro de la ciudad, para ensayar un urbanismo más higiénico, amable con sus habitantes y conectado con la naturaleza.

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El clásico ejemplo de aquellas intentonas es la Ciudad Lineal de Arturo Soria, de la que queda más memoria que rastro, pero algo hay. La fascinante colonia Madrid Moderno (te quiero para siempre si me dejas vivir contigo allí), con sus hotelitos neomudéjares y modernistas (a la madrileña), iniciada por impulso del arquitecto Julián Marín , es otro ejemplo.

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En 1911 se promulgó la primera ley de Casas Baratas en España para promover la edificación de microbarrios con el mismo enfoque orientados, en principio, a la mejora de las condiciones de vida de las clases populares, aunque en la práctica numerosos terratenientes especuladores aprovecharon las facilidades que se ofrecían para urbanizar suelo que ya era suyo o que se apresuraron a acaparar, chivatazos mediante, y construyeron chalés inasequibles para la mayoría de madrileños (Cruz del Rayo, El Viso). Hecha la ley, puestos en danza los solares.

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Durante la primera mitad de los años 20, en la época del dictador Miguel Primo de Rivera, se promulgaron leyes que buscaban promover el agrupamiento corporativo y el encuadramiento social. Dos de estas leyes fueron las de Casas Baratas y Casas Económicas. Estas legislaciones tenían como objetivo proporcionar viviendas asequibles a ciertos grupos de trabajadores, incluidos los ferroviarios, y mejorar así sus condiciones de vida. En base a estas leyes, se construyeron colonias para diferentes sectores de trabajadores, incluyendo la colonia de Ferroviarios, que fue diseñada y levantada por el arquitecto Francisco Alonso Martos entre los años 1923 y 1926 en el barrio de Arganzuela, en Madrid.

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La colonia de Ferroviarios, ubicada en las actuales calles Alonso Martos y Tomás Bretón, fue un proyecto que permitió proporcionar viviendas asequibles a los trabajadores ferroviarios y sus familias. Estas viviendas formaban parte de un esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de los empleados del sector ferroviario, quienes desempeñaban un papel esencial en el desarrollo del transporte y la industria en España. El trabajo del arquitecto Francisco Alonso Martos, reconocido a través del nombre de una de las calles, fue una contribución valiosa para el bienestar de los ferroviarios y un ejemplo de cómo las políticas de agrupamiento corporativo y encuadramiento social buscaron mejorar la calidad de vida de ciertos grupos de trabajadores en la época de Primo de Rivera. Estos esfuerzos de vivienda social también tuvieron un impacto positivo en la urbanización y desarrollo de la zona de Arganzuela en Madrid.

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Como hasta los años 80 el Ayuntamiento de Madrid no decidió catalogar y promover la conservación de las colonias históricas del municipio, ha habido cambios por aquí, recrecimientos por allá y disparates varios por acullá en esta y en todas, pero lo que queda merece ser visto y revisto.

Fotos y texto: Adrián P. G.
Fundador y coordinador de Microplán Madrid.
Autor de Dame todo lo que tengo.

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La fábrica de baterías del inventor del submarino Isaac Peral en Madrid

Google se hizo en 2014 con los dos edificios que hizo construir el militar de la Marina e inventor Isaac Peral en Madrid a finales del siglo XIX para que albergaran una innovadora fábrica de acumuladores eléctricos o baterías y una central térmica de electricidad. Tecnología punta absoluta de la época.

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La fábrica de Isaac Peral en 1900 aproximadamente

El campus de Google en Madrid pretende ser un aglutinador de talento que favorezca la innovación colaborativa e impulse proyectos de startups. ¿Qué tal estará funcionando el asunto y a quién beneficiará? De momento, veamos qué se hizo con el talento de Isaac Peral.

La fábrica pionera de Isaac Peral, conocido sobre todo por ser el inventor del submarino, fue fundada en 1892 y tuvo su sede en los actuales números 7 y 9 de la calle Mazarrero, en el barrio Imperial, entre las Vistillas y el río Manzanares. Se trata de edificios industriales neomudéjares con algún anticipo racionalista, obra de Celestino Aranguren Alonso, que fueron luego reformados por Alfonso Fungairiño en 1934, Carlos Aguayo en 1998 y María José Valverde en 1999.

El acumulador Peral, la batería diseñada por el genio de Cartagena (Murcia) fue clave para el funcionamiento del submarino y diferentes máquinas industriales. A pesar de su relevancia inmediata, las autoridades españolas de la época dilapidaron el capital inventivo de Isaac Peral y la patente de la batería acabó en manos del belga Tudor. Tampoco el submarino se desarrolló en España, sino en Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.

Texto y fotos de Adrián P. G. || Coordinador de Microplán Madrid || Editor, redactor creativo y SEO, social media manager || comunicacion@microplanmadrid.com

La era de trilla de Hortaleza

En los distritos de la periferia de Madrid hay barrios que fueron pueblos hasta mediados del siglo XX y, si te fijas, se nota. Se nota que antiguos pueblos como Villa de Vallecas, los Carabancheles, Vicálvaro, Canillejas u Hortaleza tienen un carácter diferenciado que se hace patente en un patrimonio histórico singular que en general, por desgracia, no se pone en valor y ha sufrido numerosas amputaciones.

El distrito de Hortaleza engloba barrios que pertenecieron a los precedentes municipios de los pueblos de Hortaleza y Canillas. Ambas localidades nacieron en la Edad Media en el contexto de la Reconquista.

Vente, vamos a la periferia sur del pueblo de Hortaleza en un momento concreto, mediados del siglo XVIII. Llegando desde Madrid por el Camino de Hortaleza a esta población se observa una colina a cuyo pie hay arroyuelos. Levantando la vista aparecen quintas de recreo y agropecuarias de nobles que ocupan las laderas y parte de la cima, donde también se arracima el escaso y sencillo caserío del lugar.

La quintas principales del sur de Hortaleza eran entonces la de los duques de Alburquerque, que pasaría enseguida al marquesado de Santa Cruz de Mudela vía matrimonio y que ocupaba el terreno donde hoy se ubica el parque de Clara Eugenia, y la de los Duques de Frías, situada en el actual parque de la Huerta de la Salud.

Como hemos indicado, estas fincas servían para el recreo palaciego de los nobles titulares y sus invitados, pero también contaban con explotaciones agropecuarias. Al oeste de la quinta de los Alburquerque y Santa Cruz, en las calles conocidas hoy como barrio de Orisa, quedan vestigios de aquella función, como restos de una antigua noria o de lo que vas a ver ya mismo, una era de trilla, la única que sobrevive en el municipio de Madrid.

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No sé cómo lo ves tú, a nosotros nos parece entre increíble y demencial que se permita la utilización de la era como aparcamiento. Por supuesto, no hay ningún cartel explicativo sobre la era ni la noria ni nada de nada. Si ocurre, lo de la ausencia de relato, con elementos constitutivos de la Historia de Madrid como las Casas a la Malicia, quién iba a esperar otra cosa tan lejos del centro de la ciudad.

La escultura de la plaza del Reina Sofía

Que sepas o recuerdes que la plaza del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se llama desde 2017 plaza de Juan Goytisolo y antes de esta fecha, no tenía nombre, simplemente era la plaza del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía . Lo que sí ha estado perenne en el tiempo es su escultura ya que lleva ahí desde 2001 y es que esta réplica de la escultura El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella del escultor y pintor Alberto (Alberto Sánchez Pérez, Toledo 1895 – Moscú 1962) ya lleva mínimo dos décadas junto al Museo. Pero como ya hemos dicho es una réplica, entonces, ¿Dónde se colocó la original? Alberto Sánchez realizó esta escultura en 1937 para que se colocara en el exterior del pabellón de la República Española, de la exposición Internacional de París de aquel año. En esa exposición se expuso por primera vez al público el Guernica de Picasso, actualmente uno de los principales atractivos del Museo Centro de Arte Reina Sofía.

Después de aquel evento, la escultura desapareció. Medía 12,5 m de alto y el artista la había confeccionado con cemento y bronce. Reafirmación de ideas expresadas en otras obras de Alberto de los años 30. El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella es una especie de tortuoso cactus antropomórfico son acanaladuras cuya cúspide está coronada por una estrella roja, La idea de la meta utópica y la forma de la estrella procedían de otra de sus obras desaparecidas durante la guerra, Escultura del horizonte. Signo de viento (ca. 1930-1932). El cuerpo de la obra sugiere el difícil momento de la sociedad española coetánea, que llevaba un año sufriendo la Guerra Civil cuando se celebra la exposición de París. El pseudocactus brota del suelo y parece como arado, alusión a la tierra de España y sus gentes. El camino tiene un jalón, una paloma, símbolo de la paz, y un final esperanzador según la visión política de Alberto, la estrella roja que denota su filiación socialista.

El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. Plaza Museo Reina Sofía
Imagen: Adrián P. G.

La réplica que se encuentra en la plaza Juan Goytisolo mide 18,7 metros y pesa 7 toneladas. La realizó en cemento el artista valenciano Jorge Ballester,​ recientemente fallecido, y se instaló en el exterior del Museo Centro de Arte Reina Sofía con motivo de una exposición temporal sobre Alberto, pero ahí se ha quedado como una escultura más de tantas que pertenecen a la capital.

Además, dentro del Museo Reina Sofía, hay una maqueta en yeso que se localizó en los sótanos del Palacio de Montjuic de Barcelona en 1986, junto con otras obras procedentes del Servicio de Protección del Patrimonio Artístico, en un tamaño apto para entrar dentro del Museo, 184,5 x 32 x 33 cm, en el cual ingresó en el año 1991.

El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella - maqueta Museo Reina Sofía
Imagen: Museo Nacional de Arte Reina Sofía.

Y si os gustan tanto los museos como a mí, por aquí os dejo una galería de colecciones reales.
Texto Adrián P. G.
Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

Las placas de Asegurada de Incendios del centro de Madrid

Seguro que has visto en numerosos inmuebles del distrito Centro de Madrid y los colindantes unas placas o unas inscripciones con las palabras Asegurada de Incendios. Fueron colocadas en la ciudad desde 1824 como consecuencia de la creación de la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de Madrid. Formaban parte de esa institución propietarios de viviendas intramuros de Madrid (en 1822 todavía estaba vigente la última muralla o cerca de Madrid, levantada en 1625 durante el reinado de Felipe IV y derribada en 1868, el año de la revolución conocida como la Gloriosa).

La finalidad de la Sociedad era que los propietarios tuvieran una garantía recíproca de indemnización en caso de incendio. Es decir, que los socios eran a la vez asegurados y aseguradores y cubrían entre todos los gastos provocados por los siniestros.

El proyecto, creado por Don Manuel María de Goyri, se formula públicamente el 27 de abril de 1822, su reglamento se explicita el 30 de noviembre de ese mismo año y es sancionado por el Consejo de Castilla el 31 de marzo de 1824.

Por lo que respecta a las placas de marras, el capítulo 5, artículo 41 del mencionado reglamento dice: “Que se cuidará de que se coloquen en las casas aseguradas en paraje visible una tarjeta o azulejo que diga Asegurada de Incendios”. A partir de ahí , venga placas de latón u otras aleaciones y cerámica en dinteles y fachadas. Algunas son meras inscripciones. Hemos fotografiado unas cuantas:  

 

Los incendios de viviendas construidas en el siglo XIX y anteriores eran frecuentes porque sus armazones se hacían de vigas de madera clavadas y atadas. Los fallecidos en incendios eran muy numerosos porque las viviendas ardían rápidamente y perdían su esqueleto, de forma que los moradores o se asfixiaban por el humo, o se quemaban o se les caía la casa encima. Así que la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de Madrid contaba con medios humanos y técnicos, como una bomba de agua, para reforzar la labor de los bomberos de Madrid, cuerpo cuyo origen podemos datar en el 9 de julio de 1577, cuando el Concejo de la Villa de Madrid compone el primer acuerdo sobre fuegos, por el que se reúne a un grupo de hombres, dotados del material necesario para socorrer a la capital en caso de incendio.

Y para terminar, algo que se ha comentado y se comenta en los mentideros madrileñistas con base nunca demostrable: se dice que los bomberos públicos de la capital eran primados por la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas de Madrid,  así que si un incendio se propagaba por varios edificios y unos tenían las placas de Asegurada de Incendios y otros no, pues ya sabes…

Adrián P. G.
Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

La farola republicana del Palacio Real

La única farola republicana (si quieres conocer esta y otras pervivencias de los años 30, apúntate a esta visita guiada) que no ha sido retirada de las calles de Madrid está ubicada al noreste del Palacio Real. Se forjó en los años de la II República (1931 – 1939) al igual que muchas otras que se colocaron en diferentes puntos de la capital y de toda España.

¿Qué distingue a estas farolas, las desaparecidas y la superviviente? Fíjate en la parte superior de la farola. Lo que ves es una corona mural y no una corona real. Las coronas murales representan amurallamientos genéricos o de determinados territorios (comarcas, ciudades, pueblos) y tienen una raíz política y militar. Han sido utilizadas por diferentes culturas, sobre todo por la romana de la antigüedad clásica, para premiar la conquista de alguna población rodeada por una muralla. Posteriormente, su uso general es hacer visible la pertenencia a una estructura política o administrativa determinada. En heráldica castellana está documentada su utilización para representar al propio Reino de Castilla. El ejemplo paradigmático es la corona de Alfonso VIII de Castilla (1158 – 1214) que se conserva en el Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos.

La corona mural empezó a aparecer en lo alto de los escudos de España y de Madrid como consecuencia de la revolución democratizante conocida como la Gloriosa, acaecida en 1868. Sustituye entonces a la corona real, porque ese movimiento político conllevó la destitución de la reina Isabel II. Desde la aprobación de la Constitución Española de 1869 la corona mural se hace presente en moneda, timbres y, como venimos diciendo, en los escudos estatales, provinciales y municipales.

La restauración de la dinastía borbónica en 1874 después del reinado de Amadeo I de Saboya (1871 – 1873) y de la I República (1873 – 1874) supone el retorno de la corona real a los símbolos oficiales. Será en 1931 cuando se recupere la corona mural. Y es entonces cuando de produce el fundido y forja de la farola republicana que ves en la foto de portada de este artículo.

En la imagen que vamos a añadir a continuación aparecen la farola, los jardines de Sabatini y la cúpula neobizantina de la iglesia de  Santa Teresa y San José.

farola-republicana

Las otras farolas republicanas

Y, ¿dónde están las otras farolas con corona mural colocadas entre 1931 y 1936 en Madrid? En paradero desconocido, al igual que otros elementos de mobiliario urbano de la II República. Muchos fueron destruidos durante el franquismo y otros han sido retirados en las últimas décadas y desconocemos si se han eliminado o almacenado.

Hasta fechas recientes hubo farolas con corona mural en la iglesia de Montserrat, en la sede del CESEDEN, flanqueando la estatua de Bravo Murillo o en la Plaza de Malasaña. Hemos encontrado fotos de esas farolas publicadas en 2010 por el fotógrafo Mellado en el desaparecido blog Panoramio recogidas por otro que sí puedes visitar: Sol y Moscas.

Adrián P. G.
Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

El frontón Beti Jai ya puede recuperar su actividad

Un edificio único en su especie, un superviviente, el frontón Beti Jai, Siempre Feliz en euskara, ha reabierto sus puertas al público entre las 9:00 y las 14:00 de hoy. Hemos accedido al recinto con el resultado de embelesarnos absolutamente contemplando su graderío elíptico de hierro y madera, su frontal y su muro oeste neomudéjares. Menos mal que no nos lo hemos perdido, porque no se ha fijado una fecha de reapertura en firme. Más vale vistazo a tiempo que…

beti jai grada detalle

beti jai frente grada

A continuación te señalamos algunos puntos de la historia del Beti Jai: este frontón de Chamberí se construye en la década de los 90 del s. XIX bajo un diseño del arquitecto Joaquín de Rucoba y se inaugura el 29 de mayo de 1894.  Durante tres días se jugaron  sendos partidos con pelotaris de primera línea.

A finales de los años 10 del s. XX el Beti Jai decae como espacio  deportivo y pasa a albergar diferentes industrias y un garaje con el paréntesis de la Guerra Civil (1936 -1939), cuando se  convierte en comisaría y cárcel.

En los años 50 se deja de utilizar oficialmente el espacio y se acelera su deterioro. Pasa a albergar aparcamientos e infraviviendas. Aquí puedes ver su estado tal como lo retrató Basilio Martín Patiño en la película Madrid, estrenada en 1987.

Desde entonces, distintas empresas compran o adquieren en subasta el Beti Jai, pero ninguna le da uso ni realiza obras suficientes de consolidación ni muchos menos de rehabilitación.

Después de una larga lucha vecinal, asociativa e institucional, la Comunidad de Madrid declara el Beti Jai como Bien de Interés Cultural (BIC) en 2011, lo que abre la puerta a su expropiación y recuperación por parte del Ayuntamiento de Madrid, lo que sucede durante el mandato de Manuela Carmena como alcadesa.

Tienes más detalles, imágenes y artículos  acerca del Beti Jai en la web de Salvemos el frontón Beti Jai y más fotos de las que hemos tomado hoy en la mañana de puertas abiertas en nuestros perfiles en las redes sociales.

Ojalá muy pronto podamos volver a situarnos en el espacio vacío de 67 metros de longitud por unos 20 metros de anchura de este espacio tan singular, único frontón de pelota vasca de los cuatro que se construyeron en Madrid a finales del siglo XIX que no ha sido derribado, y disfrutar del uso deportivo y cultural que se le debe conferir una vez que se remate su restauración. Estaremos atentos a lo que suceda y te lo contaremos.

Un par de fotos de detalles y fin.

beti jai interior

bet jai arco

Adrián P. G.

Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com
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