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Vistazo atrás (IV): el puente-acueducto de Amaniel

En 1848, Bravo Murillo, ministro de Instrucción, Comercio y Obras Públicas, encargó a una comisión de ingenieros y urbanistas un estudio sobre cómo llevar el agua de los ríos de la sierra madrileña hasta la capital.

De esa forma, se pretendía mejorar el suministro de la ciudad de Madrid, ya que debido a su constante crecimiento, hacía que fuesen insuficientes los viajes de agua con los que se abastecía la ciudad hasta ese momento, que eran las canalizaciones que se habían creado en la Edad Media, las cuales transportaban el agua desde depósitos subterráneos y pozos de captación de lluvias ubicados al norte y noreste de Madrid hasta el núcleo urbano.

Tras la finalización del estudio se decide que la mejor opción es traer agua del río Lozoya, en ese momento conocido como río Grande, hasta los alrededores de Chamberí mediante un recorrido de más de 70 km, donde se instalaría un depósito con capacidad para abastecer de agua a la población durante cinco días.

Este proyecto se lleva a cabo entre los años 1851 y 1858. Pero para ello es preciso construir la presa del Pontón de la Oliva -la cuál fue una construcción en vano debido al terreno calizo de la zona, lo que produjo filtraciones del agua- túneles, canales y puentes-acueductos como este, para que finalmente, el 24 de junio de 1858 se inaugurara el Canal de Isabel II con presencia de la reina, Isabel II, de ahí el nombre del Canal.

acueducto amaniel

El puente-acueducto de Amaniel

El de Amaniel es uno de los puentes-acueducto que se construyeron en ese momento al norte de Madrid, en el actual distrito de Tetuán, en el barrio de Bellas Vistas. Los demás puente-acueductos, mejor o peor tratados por las obras  del Paseo de la Dirección son más o menos visibles en torno al parque Agustín Rodríguez Sahagún y en las calles colindantes. Otro día os hablamos de ellos.

Este vistazo atrás lo protagoniza la instantánea de Charles Clifford, de 1858 que puedes ver como portada de este artículo. El fotógrafo de origen galés afincado en España y que era el fotógrafo por excelencia de la época, retrató las infraestructuras del Canal de Isabel II, siendo esta una de las muchas instantáneas que captó de la ciudad de ese momento. En la imagen vemos los 120 m de largo del puente-acueducto que fue construido en ladrillo con 17 arcos de medio punto.

La edificación de la calle Pablo Iglesias en Tetuán supuso el ‘hundimiento’ de los arcos. Y hoy en día, el puente-acueducto presenta un notable deterioro y sus arcos son utilizados para pernoctar por personas sin hogar. Los vecinos abogan por la peatonalización del puente con el objeto de que les permita superar fácilmente el desnivel de la calle.

Creo que es necesario aclarar que este puente-acueducto es totalmente diferente al  llamado Viaje de Amaniel o de Palacio, construido entre 1614 y 1616, y que se encargaba de abastecer el Alcázar de Madrid durante el reinado de Felipe III. Proporcionaba caudal a tres fuentes públicas, la de Matalobos, del Cura y la de la plaza de la Armería.

Adrián P. G.

Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com
Editor, redactor creativo y SEO, social media manager

¿Un rocódromo masónico?

El rocódromo del parque Enrique Tierno Galván, también conocido como rocódromo del Planetario, esconde a ojos vista diferentes símbolos masónicos. Los esconde porque no se enunciaron como tales en el proyecto de parque, que el arquitecto Manuel Ayllón diseñó a mediados de los ochenta del siglo pasado para el entorno de la antigua estación de Delicias, el Planetario y el tramo sur del río Manzanares.

El parque se le encargó al mencionado arquitecto como un elemento más del Pasillo Verde, construido sobre el soterramiento de vías ferroviarias del distrito de Arganzuela (desde Príncipe Pío hasta Delicias, para ser exactos). Todo el Pasillo Verde está trufado de símbolos de la masonería que en el rocódromo, en realidad la Puerta Sur del parque Enrique Tierno Galván, se repiten y se completan con los elementos que os vamos a relatar ahora.

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Piezas fundamentales de la arquitectura masónica de Madrid

El acceso a la Puerta del Sur es un puente en cuyas barandas aparecen figuras geométricas construidas con triángulos perfectos y círculos como indicadores del equilibrio, la proporcionalidad y la armonía que propugna la arquitectura masónica.

En la plataforma en la que está ubicada la puerta monumental hay un damero con baldosas blancas y negras al estilo de los suelos de las logias masónicas. Allí se alza una construcción de 33 m de hormigón con un enorme óculo que representa el punto de encuentro de la Tierra y lo celestial, la Puerta del Cielo, simbología reforzada por la columna tubo de bronce de 49 m (7 x 7, este número, el tres y el cinco, son los que más carga de significado tienen para los masones). Según los masones, por la columna baja a la Tierra lo celestial, y viceversa.

Más detalles: la mole de hormigón tiene tres farolas a cada lado, otro 33, la Edad de Cristo en su muerte. Por su parte, la columna de bronce tiene en lo alto la siguiente inscripción: ‘A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo’.

Esta Puerta del Cielo masónica está en lo que la asociación considera el centro sagrado de la ciudad. El centro simboliza la unión, la intersección de todas las fuerzas de la vida. Es el lugar en el que se cruzan los ejes masónicos de Madrid que unen el Observatorio Astronómico en el Cerrillo de San Blas (parque del Retiro) con el Cerro de los Ángeles, centro geográfico de España ubicado en el municipio de Getafe y el que va desde la antigua ermita de Santa Cruz, cerca del comienzo de la calle Atocha y pasando por el obelisco de hierro Laus Deo I junto a la estación de Delicias conduce hasta Jerusalén, primordial enclave masónico.

El Pasillo Verde y el Parque Enrique Tierno Galván se construyeron por iniciativa de RENFE y el Ayuntamiento de Madrid, pero no consta en ningún documento quién pagó la Puerta del Sur.

Es un rocódromo, sí

El puente y el elemento de hormigón son un rocódromo que perfeccionó el Ayuntamiento hace unos años sobre la base que habían ido generando aficionados al montañismo. Estos fueron colocando en diferentes puntos presas de resina y piedra y travesías para escalar con cuerda.

Hay escenarios de diferente dificultad, dos techos muy desplomados, dos paredes largas y un paredón de 12 m. Según los expertos, la dificultad del conjunto es media-alta. Puerta del Sur Parque Enrique Tierno Galván - Rocódromo

Y por aquí os dejamos varías curiosidades de Madrid que seguramente desconocías.

Adrián P. G.

Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com
Editor, redactor creativo y SEO, social media manager

Vistazo atrás (III)

La foto es del año 1927. Lo que ves es la basílica de San Francisco el Grande, construida entre 1761 y 1784 por Alberto Cabezas, Antonio Polo y Francesco Sabatini sucesivamente en el solar de una iglesia y convento franciscanos medievales. También ves, a la izquierda de la imagen, lo que había sido el convento de la basílica, reconvertido en el siglo XIX en cuartel de Infantería y prisiones militares. Fue derribado en 1961 para ensanchar la Gran Vía de San Francisco.

Por cierto, la cúpula de la basílica de San Francisco es la tercera de mayor diámetro (33 m) de un edificio cristiano. El interior del edificio alberga una interesante colección de pinturas de los siglos XVII al XIX que incluye obras de Zurbarán, Claudio Coello y Goya.

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La torre más longeva de Madrid

Pertenece a la actual iglesia de San Nicolás de los Servitas, fundada antes de 1202 (aparece citada en el primer fuero propio de Madrid, promulgado ese año) bajo la advocación de San Nicolás de Bari. Murallas aparte, es la edificación que más tiempo lleva en pie (fue construida en el siglo XII) en nuestra demoledora ciudad. Como bien sabes, por aquí tenemos la costumbre secular de arramblar con todo…

La torre es de estilo mudéjar hasta el campanario, que se añadió en el siglo XVII (hay quien le atribuye un origen algo anterior y un autor de relumbrón, Juan de Herrera, responsable del retablo mayor de la iglesia) y tiene el aire austracista característico de esa época. Chapitel de pizarra, sí.

De abajo arriba, los elementos originales de la torre son tres cuerpos cúbicos con sendos órdenes de columnas. El inferior lo componen arcos con tres lóbulos y sólo lo podrás ver asomándote a un ventanuco habilitado dentro de la iglesia para tal efecto, porque las rocambolescas modificaciones y adiciones que ha sufrido el edificio impiden su visión desde el exterior. El siguiente cuerpo es de arcos de cinco lóbulos y el superior de arcos de herradura. En estas dos últimas arquerías aparecen unas columnillas de mármol que se incluyeron en la más reciente restauración de la torre (y que no tienen nada que ver con el estilo mudéjar).

En la topografía de Pedro de Teixeira de 1656 se ve la iglesia de San Nicolás de Bari en todo su esplendor (encima de la letra N), aunque no se distinguen los arcos con claridad.

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Texto de Adrián P. G.
Director de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

 

Lo que queda de la Ciudad Lineal de Arturo Soria

Queda en pie un puñado de edificios de la Ciudad Lineal que el urbanista y político madrileño Arturo Soria diseñó y promovió a través de la Compañía Madrileña de Urbanización.

El proyecto original de Arturo Soria, publicado en 1882, pretendía el desarrollo de un nuevo concepto de urbanización basado en la convivencia de campo y ciudad y luchar contra la especulación inmobiliaria edificando sobre solares baratos del extrarradio. Un eje ferroviario o tranviario circunvalaría Madrid en un recorrido de 50 km con radios hacia el interior. Alrededor de la vía principal se construirían viviendas, servicios y equipamientos agrarios, industriales, culturales y recreativos. Todas las casas debían ocupar una quinta parte de su parcela ajardinada y no podían superar los tres pisos de altura.

A partir de 1894 empiezan a aparecer las vías del tranvía del tramo de la Ciudad Lineal que unía la calle de Alcalá con Pinar de Chamartín, el único que finalmente se edificó. Pero será a principios del siglo XX cuando el proyecto se afiance con la construcción de numerosas viviendas a ambos lados del tranvía, en lo que se convertiría en la actual calle de Arturo Soria, y en cuadrícula más allá del eje principal, según la siguiente tipología: casa de planta baja; hoteles de planta baja, utilizando materiales más caros y decoraciones más complejas; casas de dos pisos de características, por lo demás, similares a las del tipo anterior; y casas de lujo de tres pisos, en algunos casos con la intervención de reputados arquitectos.

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Es entonces cuando se construyen equipamientos como un teatro, un casino, quioscos, colegios… Después de la muerte de Arturo Soria en 1920 y de un intento de continuación del proyecto por parte de sus hijos en los años 30, la Ciudad Lineal se abandona y empiezan a producirse movimientos especulativos que suponen el derribo de la mayoría de lo edificado. Sólo quedan algunas viviendas unifamiliares originales, la mayoría transformadas en sede de empresas e instituciones.

Cámara en mano, hemos hecho un repaso de esas construcciones supervivientes. Hay algunas otras cuya atribución a la Ciudad Lineal no es clara, por lo que no las hemos incluido, con una excepción que comentaremos en cada foto.

Si quieres saber más sobre la Ciudad Lineal de Arturo Soria y ver sus planos originales, sigue este link.

Y si quieres saber todavía más sobre algunas de las curiosidades de Madrid, este es tu sitio.

La casa de los Lagartos (que son salamandras)

Lo normal es que no sepamos de la existencia de estos lagartos, ni de la  gran mayoría de cosas que existen a todo lo que no esté al alcance de nuestros ojos en cuanto a las fachadas de los edificios se refiere. Y es una pena, porque por ello nos perdemos cosas como estas y un sinfín de adornos más que nos ofrece la ciudad, y que con un simple movimiento de cabeza podemos descubrir.

El edificio

Entre la calle Mejía Lequerica esquina con Hortaleza, se encuentra este edificio que fue construido por el arquitecto Benito González del Valle en 1911 para José María Creus y Anduaga, quienes se lo encargaron originalmente para viviendas de alquiler.

Tiene 5 plantas de viviendas rematadas por (originalmente) tres estudios de pintura. La planta baja está ocupada desde el papel por locales comerciales, siendo un terreno irregular y muy estrecho sobre el que se encuentra, pues la fachada que da a la calle Mejía Lequerica es de grandes dimensiones y sin embargo, las otras dos no tienen más de 5 metros de fondo. Por tanto, las viviendas son alargadas, con poco fondo y las distribuye un largo pasillo tangente a la medianera, haciendo que todas las habitaciones sean exteriores y ganen en iluminación y ventilación. Esto hará que el edificio tenga un gran número de ventanas, algo propio de los edificios de lujo de la época o de la arquitectura industrial.  Es uno de los pocos edificios de influencia vienesa en Madrid, concretamente de la escuela de Otto Wagner, en la que los elementos decorativos se caracterizan por su austeridad, sencillez y simetría.

La fachada de la casa de los lagartos

Que a gustísimo se quedó quien decidió instalar dos farolas en la fachada de este edificio singular… En fin, a lo que vamos.

La fachada tiene varias particularidades: la ausencia de balcones y miradores, omnipresentes en la arquitectura madrileña en el s. XIX y principios del s. XX; su homogeneidad y lisura, no hay pilastras ni otros elementos decorativos en relieve; la concepción racionalista de los vanos, meramente funcionales y recortados; los esgrafiados de estilo secesionista vienés (geometrismo y estilización vegetal, con cierto aire modernista); y la singularidad más importante de todas: los famosos lagartos de la cornisa, que dan nombre al edificio y que en realidad son salamandras. Los lagartos fueron muy usados en el modernismo como ornamento y los solemos encontrar en edificios, muebles y joyería. Estos lagartos que están orientados hacia el tejado del edificio, parecen ir buscando poder tomar el sol en la azotea, como buenos lagartos que son, aparte de sujetar la cornisa.

Casa de los Lagartos

Así que la próxima vez que pasees entre los edificios de Madrid, recuerda echar un vistazo un poco más arriba, pues si no te perderás fachadas con lagartos o llenas de grafitis y murales. 

Director de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

Visita a los cementerios de la Almudena y Civil

La necrópolis o cementerio del Este se crea bajo la influencia higienista que reforzaba lo que ya se había intentado en el reinado de Carlos III y empezado a realizar en el de José Bonaparte, la construcción de camposantos fuera del núcleo urbano de las ciudades españolas. En 1868 los cementerios pasan a ser de titularidad municipal y en 1876 el ayuntamiento de Madrid saca a concurso la edificación de este complejo funerario.

El concurso lo ganan los arquitectos Fernando Arbós y Tremanti y José Urioste y Velada, gente de apellidos y criterio estilístico compuestos: el cementerio se empieza a construir en 1878 en trazas modernistas, neomudéjares y protoeclécticas. Vivo ejemplo es la portada del recinto (imagen que encabeza estas líneas).

En 1884 se habilita de urgencia un espacio que se va a denominar cementerio de la Almudena dentro de la necrópolis en obras con el objetivo de enterrar a los fallecidos por la epidemia de cólera que se había desatado ese mismo año. La necrópolis del Este, cuya construcción se prolongaría en una primera fase hasta 1925 (se produjo una ampliación en 1955) acabaría englobando al cementerio de la Almudena y también el cementerio Civil, del que enseguida te contaremos lo que corresponde.

En las siguientes fotos puedes ver cómo son algunos de los edificios de servicio del cementerio que hoy todos los madrileños conocemos como de la Almudena y que se corresponden con el proyecto original (las dos primeras); y la capilla modernista y neomudéjar que diseñó Francisco García Nava en 1905 de acuerdo a aquel y que no se inauguraría hasta 1925.

Entrada al cementerio de la Almudena

Cementerio Almudena edificio mantenimiento

Capilla del cementerio de la Almudena

Es muy interesante el paseo entre mausoleos y tumbas.

Mausoleo del cementerio de la Almudena

Mausoleo del cementerio de la Almudena

Ahí va el origen del cementerio Civil: una Real Orden de 1883 impone que las poblaciones españolas de más de 600 habitantes deben crear cementerios civiles separados de los católicos. Por ello, desde 1884 Madrid cuenta con un cementerio para ateos y difuntos de diferentes confesiones religiosas separado de la primitiva necrópolis del Este por la actual avenida de Daroca, antiguo camino a Vicálvaro.

El cementerio Civil alberga los restos de personajes relevantes de la cultura y la política españolas como los escritores Pío Baroja y Blas de Otero, el fundador del PSOE y la UGT Pablo Iglesias o el presidente de la Primera República Pi y Margall. Algunos de los mausoleos se hicieron con marcada intencionalidad ideológica, como el dedicado a los librepensadores o el del mismo Pablo Iglesias, que te traemos aquí.

Mausoleo de Pablo Iglesias en el cementerio Civil

Destaca en el conjunto la tumba monumental del citado Pi y Margall. En nuestra foto despide arcoiris, qué curioso.

Mausoleo Pi y Margall en el cementerio Civil

Algunos de los inhumados en el cementerio Civil fueron removidos de otros cementerios para ser trasladados y homenajeados aquí: Nicolás Salmerón, Francisco Largo Caballero

Más difícil de visitar es el cementerio Hebreo de Madrid , que comparte una tapia con el Civil y tiene dos puertas propias.

  • Cementerio de la Almudena 

Horario:

1 de abril a 4 de noviembre: de 8:00 a 19:30.

5 de noviembre a 31 de marzo: de 8:00 a 19:00.

Avenida de Daroca, 90.

  • Cementerio Civil

Horario:

1 de abril a 4 de noviembre: de 8:00 a 19:30.

5 de noviembre a 31 de marzo: de 8:00 a 19:00.

Calle Nicolás Salmerón, 2.

Vistazo atrás (II)

Vámonos hasta 1870 haciendo escala en 1930. En la imagen de portada aparece la plazuela de Antón Martín tal y como fue retratada en el segundo año mencionado. En 1870 la cosa era bastante diferente.

Fuente de la Fama en Antón Martín

En el centro de la plazuela estaba la fuente de la Fama, obra de Pedro de Ribera de 1732. A la derecha, el café de Zaragoza, inaugurado en 1866 y que sigue estando presente en la fotografía 60 años posterior, pero muy degradado y atisbando ya su cierre. Al fondo, en la calle Atocha, lo que ves es la iglesia del real colegio de Nuestra Señora de Loreto (Juan Gómez de Mora y Pedro Lázaro Goiti, 1654), demolido poco después. La fachada lateral del colegio daba a la plaza de Matute, y junto a ella estuvo una de las casas de Cervantes en el Barrio de las Letras.

La farmacia del Globo, a la izquierda en la imagen superior, no se ve en la foto de 1870 porque el ángulo desde el que fue tomada lo impide, pero fue fundada ese mismo año… Y ahí sigue.

La fuente de la Fama está ahora en los jardines del Arquitecto Ribera, a espaldas del museo de Madrid, después de un breve paso por el parque del Oeste a principios del siglo XX.

¿Otro vistazo atrás?

La casa de Tócame Roque

¿Conoces la expresión madrileña ‘Esta es la casa de tócame Roque’? Es bien viejuna, y no es que se oiga todos los días, pero todavía se utiliza a veces para indicar que en una vivienda hay siempre mucho follón, o que en ella cada cual hace lo que le da la gana.

Pues resulta que la casa que le tocaba o no a Roque existió. Era una de las viviendas de la corrala que se edificó en el s. XVIII en el esquinazo de las calles Barquillo y Belén. Parece ser que en el último tercio de aquel siglo murió el propietario de la vivienda en cuestión, y sus hijos Roque y Juan se pelearon en ella por la herencia gritando: “¡La casa tócame a mí, Juan!” “¡Tócame a mí, Roque!”.

En la corrala hubo muchas más trifulcas y por ello Don Ramón de la Cruz situó en ella el sainete ‘La Petra y la Juana o El buen casero’ (1791), conocido enseguida entre el público como ‘La casa de tócame Roque’.

En 1850 la corrala fue derribada con la oposición violenta de los vecinos, que no querían despedirse del inmueble sin hacer honor a su fama. El edificio que ves en la foto se construyó en el solar donde estuvieron las casas de Roque y compañía.

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Adrián P. G.
Coordinador de Microplán Madrid
comunicacion@microplanmadrid.com

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Vistazo atrás

Érase que se era un callejón, denominado de Panaderos y después de los Peligros, que comunicaba la carrera de San Jerónimo con la calle de Alcalá. Se opera entre 1867 y 1882 su ensanchamiento hasta los 22 metros y se la ennoblece, ya bajo el nombre de calle de Sevilla, con la construcción del palacio de la Equitativa (1887-1891) y el edificio del banco Hispano Americano (1902-1906). Ambas edificaciones, después de haber sido declaradas Bienes de Interés Cultural, han visto revocada parcialmente su protección y se ha procedido a su vaciado (ahora son pura fachada).

Así paseaban los madrileños el lugar en 1902:

Calle Sevilla

Al fondo, en el centro, en la esquina de las calles de Alcalá y de la Virgen de los Peligros, estaba el café de Fornos (1870 – 1908), uno de los más afamados de su época, lugar de tertulia de intelectuales y políticos. Hoy es un Starbucks. A la derecha estaba, y ahí sigue, la iglesia del antiguo convento de las Calatravas (1670 – 1678).

La calle de Sevilla desde la de Alcalá en 1906:

Calle SevillaY así hemos empezado una serie basada en el pasado fotografiado de Madrid (y lo que ha sido de él) que publicaremos regularmente. La foto de portada de esta microsección siempre contendrá un espacio y un tiempo diferentes a los del vistazo atrás en cuestión y será en nuestras redes sociales donde te contaremos qué es lo que aparece en ella. ¿Te animas a buscar la primera?