En la calle Mayor, Gran Vía, la cava de San Miguel, la plaza de España o el barrio de Salamanca puede rastrearse la influencia del modernismo como movimiento arquitectónico en Madrid. Aparece relacionándose con otros estilos, sobre todo el eclecticismo y el tradicionalismo regeneracionista.
Se considera que los dos únicos ejemplos puros de arquitectura modernista en nuestra ciudad son el palacio Longoria (hoy, sede de la Sociedad General de Autores), obra de José Gracies Riera, condiscípulo de Gaudí, y el edificio de viviendas que el arquitecto Eduardo Reynals construyó entre 1906 y 1908 para el ingeniero Enrique Pérez de Villaamil en la plaza de Matute, en pleno barrio de las Huertas (Musas, Letras).
Hemos tenido la oportunidad de conocer el interior de la Casa Pérez Villaamil, así que procedemos a compartir nuestra experiencia.
Al otro lado de la puerta que da acceso al inmueble nos topamos con dos faroles de forja art noveau, molduras y pinturas florales, elementos de los que veremos diferentes formulaciones enseguida. Un farol similar, pero de mayores dimensiones, iluminaba el exterior hasta que fue robado y robado y robado y la comunidad del edificio se cansó de reponerlo.
Escaleras arriba reverberan las vidrieras de Maumejean entre la marquetería y dentro de un marco curvo en el extremo superior y a juego con los escalones en el inferior, una organización que refuerza la asimetría de las ventanas.
Hay una vivienda por planta. En el cuarto, que comunica con el ático ajardinado, vivió Pérez Villaamil. Más curvas y más reinvención del equilibrio estético en el baile de la decoración en espejo con la dispar en la forja de las puertas.
El ascensor no es el original. Sin embargo, los herrajes y la estructura que sostiene el que utilizan ahora los vecinos sí lo son. Por cierto, estos son de los pocos que pueden decir que viven en un Bien de Interés Cultural. ¡Suertudos!
- Casa de Pérez Villaamil
Plaza de Matute, 10.
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