Marta Fernández Guadaño es la creadora e impulsora de Gastroeconomy, “el portal sobre gastronomía con un enfoque empresarial y de tendencias para foodies”. Una palabra que ahora prefiere sustituir por “comilones” porque el término inglés le suena a “gastronomía muy gourmet”, nos cuenta. Marta es sobre todo periodista. Sus ganas de seguir escribiendo han sido las que le llevaron a dejar la plantilla del diario Expansión en su mejor momento profesional para atacar el proyecto personal que le hace feliz.
Gastroeconomy no es un blog, porque “no cuento experiencias en primera persona, algo que no me saldría”, explica. Tampoco va de crítica gastronómica puesto que “hay que tener unos conocimientos bestiales para eso”, añade. Así que se trata de un portal en el que la periodista se centra en “lo mismo que escribiría para las revistas o periódicos de papel con los que colaboro. Si abre un sitio nuevo me interesa explicar qué vas a encontrar allí; cuál es su modelo de negocio; cuántas personas forman su equipo y si apuestan o no por un cocinero con tirón, por ejemplo”, concluye. Gastroeconomy ha llevado a Marta Fernández Guadaño a ser considerada por Traveler.es como una de las mujeres más influyentes del planeta Gastronomía. Aunque ella no se considera influyente sino “leída”, resalta. Después de cinco años de vida -curiosamente, Gastroeconomy salió el día que cerraba elBulli-, para la impulsora del site toda esta aventura es “la caña si me pongo a pensar que lanzarme con este proyecto me dio vértigo y miedo; que le puse mucha energía e ilusión; y que está saliendo bien”.
Microplán Madrid: Puestos a elegir, con qué barrio madrileño te quedas: Malasaña, La Latina o Salamanca.
Marta Fernández: Me gusta Malasaña porque aquí puedo venir a salir, a comer a cualquier hora del día, a tomar un café, un cóctel o a irme de compras. Además vivo muy cerca. Desde que soy freelance vivo más Malasaña porque tengo más tiempo para hacerlo. Creo que los otros dos barrios nunca los escogería. Son más para ir a hacer una cosa concreta.
MpM: Entonces, pidamos algo, ¿prefieres una caña, un vermú o un vino?
MF: Descartamos las cañas; no soy nada cervecera. El vermú me encanta si es a la hora del aperitivo, aunque hay que tener mucho cuidado con él. Así que vino, pero no entiendo nada de vino. Saber más del tema es una asignatura pendiente que tengo. Creo que tendría que volver a nacer para poder llegar a saber todo lo de ese mundo. En cambio, sobre gastronomía me parece más fácil.
MpM: Salimos a que nos dé el aire. Dónde prefieres que quedemos, ¿terraza en una azotea, en un patio interior o a pie de calle?
MF: Una azotea me encanta por las vistas y porque es una forma de vivir Madrid más abierta, sin que te agobie tanto. Con un clima como el de Madrid, aunque haga frío, cualquier terraza es válida sin importar la época del año. Se tendrían que explotar mucho más y la Administración podría dar más facilidades para ello.
MpM: Habrá que comer algo. ¿Pedimos callos, bacalao rebozado o bocadillo de calamares?
MF: Callos. Si son con garbanzos mejor, al estilo gallego. Pero vale, si son solos también me encantan. Después me quedo con el bocadillo de calamares. La verdad es que es una lucha de titanes.
MpM: ¿Qué museo madrileño te tira más: el Prado, el Thyssen o el Reina Sofía?
MF: El Thyssen. Lo vinculo con mi madre porque cuando tenía unos 14 o 15 años solía ir de museos con ella. Recuerdo que el Thyssen abrió sobre esa época y era mucho más luminoso y ordenado que el Prado, que no era lúgubre, pero sí más oscuro. A lo mejor, para disfrutar las colecciones del Reina Sofía hay que ser más entendido. Siempre me reprocho que agoto el tiempo que duran las exposiciones del Thyssen sin ir a verlas, por mucho tiempo que estén disponibles.
MpM: ¿Qué ha hecho Madrid por ti?
MF: He nacido aquí y soy 100% madrileña, aunque cada vez me estoy ‘galleguizando’ más. Nunca he vivido fuera de aquí y me pregunto si sería capaz de hacerlo. Seguro que sí, pero nunca me he querido ir. Madrid me da mucha vida, muchas oportunidades. Soy feliz. Entiendo que puede ser un coñazo según sean tus circunstancias, pero para mí tiene el tamaño perfecto. Me frustra el no poder hacer todos los planes que me ofrece.
MpM: ¿Qué es lo último que has experimentado en Madrid?
MF: Ir a ver a Carmen París colaborando con la big band del pianista cubano Pepe Rivero. Era un domingo por la tarde, al día siguiente viajaba y no la conocía mucho, pero fui y me pareció algo muy chulo. Es una de esas mil cosas que te ofrece Madrid y que dejas pasar por algún motivo. Pero esta vez estuve allí.
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