Recordar para escribir o escribir para recordar, como Proust, como Alfonso J. Ussía. El escritor de Chamberí ha novelado con latido firme y madrileñista su trayectoria vital y laboral junto a un conocidísimo músico madrileño en los primeros años del s. XXI en su segunda obra literaria, Vatio (Coba Fina, 2021). Desde aquí te la recomendamos con ilusión como novela de rock, de iniciación, del Madrid del que se habla y del Madrid del que no se habla.
Nos juntamos con Alfonso J. Ussía, autor también de la novela sobre el maquis cántabro de la posguerra Cuento del Norte (Caligrama, 2020), en Tienda de Vinos o El Comunista (c/ Augusto Figueroa 35), casa de comidas de referencia. De ahí que lo que estás leyendo venga precedido de las albóndigas del lugar, uno de sus platos emblemáticos, que compartimos ese día. Si las magdalenas devuelven recuerdos, las albóndigas, ni te cuento. Te lo cuenta Ussía.
Microplán Madrid: ¿Qué lugar de Madrid consideras que es tu Madrid?
A. J. Ussía: Se me ocurren dos lugares. Te diré que tengo una magdalena proustiana muy fuerte con la entrada a Madrid por Avenida de América, con Torres Blancas… Ahí estaba el Rock-Ola y yo miraba a la derecha, había oído hablar tantas veces de ese sitio, y recuerdo de pequeño que entrábamos los fines de semana por la noche de vuelta de casa de mis abuelos, que vivían fuera, siempre por la avenida América, y me encantaba. Y mira que probablemente sea la entrada más fea que tiene Madrid, pero también es la que más me retorna. Con lo bonito que es entrar a Madrid desde la Carretera de la Coruña, que ves Puerta de Hierro, entrar a Madrid viendo el Palacio Real y la Almudena o incluso por la Carretera de Burgos con sus edificios, pero la Avenida de América es muy gata. Todo el mundo que ha llegado a Madrid para montárselo ha llegado a Chamartín o a Atocha o a la estación de autobuses de Avenida de América.
Eso a través del cristal, de pasada mirando desde dentro de un vehículo. Pero si tuviera que decir cuál es mi zona de Madrid, sería la que va de Ventura de la Vega a Antón Martín. Yo crecí en Chamberí, pero a los 18 años me fui para Antón Martín y los momentos más felices de mi vida o los más libres, los he vivido allí. Huertas, también Lavapiés…
MpM: ¿Qué habitante De Madrid dirías que es tu Madrid?
AJU: El chulo, sin ninguna duda, el gato. A mí hay una cosa que me divierte mucho del madrileño y es que está acostumbrado a recibir mucho de mucha gente, todas las Españas se cruzan aquí. Pero luego el madrileño está huérfano de acento, es un chulo muy desamparado que busca su identidad, y normalmente la descubre cuando sale de Madrid y se le pega la forma de hablar de allí. Si va a Galicia, se le pega el acento de allí. Si va a Andalucía, al tercer día pide las cañas: “Pisha, dame una cerveza”. Y lo he notado en muchos gatos, en muchos madrileños.
Ese personaje, no te hablo del chulo canallesco, ni del épico, del golfo callejero, no, no, te hablo de ese gato que lo mismo tiene un restaurante, que descarga un camión de cerveza, que es el churrero del barrio, que tiene esa forma de hablar, ese aire, esa presencia, ese fin de semana; ese es mi madrileño.
MpM: Toca comilona castiza y tú tienes que decidir dónde vamos y qué plato pedimos.
AJU: Depende de cómo ande el bolsillo. Ha habido momentos en los que la comida castiza que me podía permitir era en Tienda de Vinos, en El Comunista, y era unas albóndigas y una carne en salsa; en otros momentos ha sido un placer ir a Lucio y comerte un cochinillo que es una puñetera joya o a Botín. Mi sitio favorito en Madrid realmente es Casa Rafa que tiene los mejores pescados de la ciudad, la mejor ensaladilla rusa, o como haya que llamarla ahora por la corrección política, ensaladilla con mayonesa, jajaja, desde hace 60 o 70 años. Pero es un sitio que no te puedes permitir a menudo, es para ocasiones especiales y si no, yo soy de menú del día con mantel. Me encanta todo, esa es la suerte que tenemos en Madrid y en España y en los países mediterráneos, que en cualquier sitio comes bonito bien y barato.
MpM: ¿Qué es eso que tú has visto, hecho, amado en Madrid que de verdad te ha vinculado a la ciudad?
AJU: hay una cosa que me encanta y que es que en cuanto me voy no sabes lo que echo de menos la ciudad. Yo soy muy de aquí, soy muy madrileño, mis padres son madrileños, mis abuelos no, no soy gato, pero sí te diré que me encanta irme fuera para poder decir que soy de Madrid. Voy al extranjero y me preguntan ¿de dónde eres? Where are you from? Y les digo, bueno, soy de España pero soy de Madrid. Es una suerte ser de aquí, nuestra ciudad es única, ¿sabes? Yo he vivido en Londres, he conocido Nueva York, París, pero Madrid es otra cosa. Es un pueblo grande. Aunque ahora se está volviendo más fría, se está perdiendo esa cordialidad, esa mirada, antes te cruzabas con cualquier persona y le dabas los buenos días, le dejabas pasar, le dabas un pitillo a un desconocido y te importaba te importaba tres narices. Teníamos esa manera de conectar y ahora es verdad que es una ciudad con intereses un poco más individualistas, más egoísta, menos cálida, pero me imagino que también es por todo lo que ha pasado, la pandemia… Estamos un poco desorientados, apabullados, pero imagino que todo eso se irá reseteando, espero.
MpM: si tuvieras que proponer un plan para hacer ahora en Madrid, una exposición, un concierto, un bar, ¿dónde nos llevarías?
AJU: Días lluviosos y bueno, cualquier día, yo aprovecharía para ir a un museo, tenemos la suerte de que aquí la monarquía, después de que en 200 años haya habido dos repúblicas, dos exilios y una dictadura, ha hecho que todo sea nuestro. Tú vas a Inglaterra, he estado hace poco con mis hijos, y el Museo Británico es todo expoliado. Aquí, tenemos una institución que es Patrimonio Nacional, pero la reina de Inglaterra sin embargo tiene sus palacios que son suyos con obras de arte dentro que son suyas. Aquí luego la gente es tan pretenciosa que cree que tiene que ser igual que el rey y eso no es así. La monarquía ha dado todos sus bienes al estado, entonces tú puedes ir al Prado y está todo allí, puedes sentarte y quedarte viendo las Meninas cuatro horas si quieres.
Después de ahí me iría a una coctelería, ahora me gusta mucho gastar cócteles y lo mismo, si estoy un poco más generoso de bolsillo puedo ir a Salmón Gurú en Echegaray y luego sin duda acabaría la noche en un concierto. Ahora la mejor programación la puedes encontrar en Café Central. Digo en plan improvisado. Luego, por ejemplo, en las Noches del Botánico va a tocar Nacho Vegas en julio. pero irte al Café Central, escuchar un buen concierto de jazz y después, claro, perderte por la noche de Madrid, que se está recuperando. Por la propia calle Echegaray o por Lavapiés, que es una garantía. Malasaña, yo creo que se está desvirtuando, no sé si es porque yo me he hecho mayor… La veo muy ruidosa y con poca sustancia.