1982 y 2018. El salón de una casa. Dos generaciones de ¿izquierdistas? que discuten, entre otras cosas, sobre qué hacer con la vivienda (y, en 1982, también con su propietaria, una militante comunista que se ha atrincherado en el sótano para aislarse de lo que ocurra ante la inminente llegada del Partido Socialista al poder).
Desde la escritura de Lucía Carballal y Víctor Sánchez Rodríguez hay en esta obra una claridad de conceptos y una sutileza (cuando se requiere) a la hora de ponerlos de manifiesto más que sobresaliente. La dirección de Víctor Sánchez Rodríguez (supera aquí su brillante trabajo para Nosotros no nos mataremos con pistolas) y las actuaciones precisas de los actores de Wichita CO, incluso cuando se solapan las conversaciones o hay acciones a todo lo largo y ancho del escenario, juegan a favor del texto. ¿Todo bien? Sí, es la obra mejor trabada y más completa que he tenido la oportunidad de ver este año.
A España no la va a conocer ni la madre que la parió habla de cara (al menos en Teatro del Barrio) con y acerca de la izquierda, la ‘real’ y la ‘otra’ (sean lo que sean, estaremos de acuerdo en que existen, ¿no?). Hay humor, muchas veces del tipo que todos manejamos en la vida cotidiana (el que mejor se relaciona con el conjunto de lo que se ve y oye), no del efectista, y es interesante afinar el oído para distinguir entre el público las risas cómplices de las que denotan de fondo un “¿Esto va por mí?”.
En la primera parte, que transcurre en la noche electoral que certificó el ascenso al poder en España del PSOE, conocemos a una pareja integrada en La Movida, a otra formada por un soldador presuntamente ideologizado (‘izquierdista’) y pragmático y una mujer bien que proviene de una familia falangista, además de a una yonqui que acaba de volver de Londres.
Todos se mueven alrededor de las referencias explícitas o implícitas de la mujer que ahora vive en el sótano (la madre de la chica de La Movida y del soldador), de la casa y lo que en ella se vivió cuando el Partido Comunista de España era clandestino y del barrio humilde en el que se encuentran. Confrontan nuevos y viejos valores, maneras de entender el futuro, la familia, lo que se hace y se quiere hacer, las razones para hacer o no hacer. Muestran sus diferentes estilos de vida… que es lo que son.
Sus hijos, en 2018, y en una España en la que Podemos lidera el Gobierno, se dedican a lo mismo: a ser su estilo de vida o pelear por el estilo de vida al que se quieren acoger, y a oponerlo o yuxtaponerlo al de los demás. Y, en lo concreto, a decidir qué van a hacer con la vieja casa de su abuela. Son una publicista, una poetisa, un emprendedor nostálgico de los 80 y los 90 y… alguien más.
Dos detalles: una de las nietas también ha vuelto (o más bien está intentando volver) de Londres y eso permite establecer unos interesantes paralelismos sobre las razones que quizá llevaron al personaje que regresa de la misma ciudad en 1982 a emigrar y a retornar y las que esgrime aquella, siendo dos personajes tan diferentes; y otro más decisivo: quien recoge las intenciones de la obra en un soliloquio final que enseguida vamos a resumir pseudoparafraseándolo es un tipo al margen, cercano a un trastorno similar al autismo, alguien del que se puede afirmar que carece de estilo de vida tal y como esta expresión toma cuerpo dentro de nuestro sentido común. Y lo que dice, traducido por nosotros es: “Cuando la ‘izquierda’ abandone el posmodernismo y renazca a partir de unas bases genuinamente nuevas, tendrá la oportunidad de ser genuinamente transformadora”.
Jueves 19, viernes 20, sábado, 21, miércoles 25, jueves 26, viernes 27 y sábado 28 de mayo de 2016.
Horario: 20:00.
Domingo 22 y 29 de mayo de 2016.
Horario: 18:00.
Precio: 14€ – 16€.
Teatro del Barrio, calle de Zurita, 20.