Casa Tere se fundó hace más de 40 años en una ubicación cercana a su emplazamiento actual, siempre en Pozuelo de Alarcón. Ocupa un amplísimo local con ambientes diversos y una terraza igualmente extensa.
Se mantiene del proyecto primigenio la cocina y el servicio tradicionales, que se conjugan con las aportaciones de la gastronomía contemporánea en forma de reducciones, gelatinas y aderezos que no menoscaban sino que acompañan con estilo el espíritu clásico de la casa.
La ensaladilla (imagen de portada) fue y es uno de los emblemas de Casa Tere. Impecable.
El foie de oca incorpora una reducción de Pedro Ximénez y un arpit de pera que lo realzan, sobre todo la segunda preparación, y un emplatado muy vistoso.
También entra por los ojos el tartar de atún rojo con mango. Confirma las expectativas su frescura y su potente sabor.
Muy rica la merluza de pincho, cuyo rebozado ligero permite que el sabor del pescado acaricie intacto las papilas gustativas.
El servicio luce en la elaboración y del steak tartar, que se realiza a la vista de los comensales, como mandan los cánones. La carne se corta a cuchillo, claro.
Hemos podido probar varios postres de Casa Tere. Todos solventes: la tarta fina de manzana, la de queso, el pastel de chocolate…, pero nuestro favorito es el apabullante milhojas de crema pastelera.
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