Si en Tampu el chef Miguel Ángel Valdivieso ha terminado (además de ofrecer los platos inmediatamente reconocibles de su país sin filtrar) por encajar su creatividad en las líneas básicas de fusión de la gastronomía peruana, la chifa con la cocina china y la nikkei con la japonesa, en su segunda propuesta madrileña al alimón con Melina Salinas, La Cevicuchería, se ha decantado por ofrecer también clasicismo popular en un extremo de la carta y apuestas personales en el otro, éstas bajo el epígrafe ¡A Miguel se le va la olla!
No se le va, no, experimentes como experimentes La Cevicuchería (y Tampu) van a estar presentes los sabores que Valdivieso quiere poner en valor: los de su infancia limeña, que son los de la cocina de mercado peruana. Pero a su manera.
Esperamos con una Cerveza Cusqueña de trigo, suave y refrescante, canapés de la casa y un cuenco de canchito la llegada de la minicausita limeña, el típico primero de Perú en formato cóctel, con su base de masa de patata y ají con la textura perfecta, bonito, yuca rallada y un remate de mermelada de aceituna que aporta amargor y dulzura. Buen comienzo.
Atacamos un ceviche frito (de polo, no de corvina, que también se puede pedir), calamar y gamba. Los ceviches calientes y con rebozados tienen que lidiar con los paladares acomodado al predominio del ácido y el cilantro y el reblandecimiento de los ingredientes principales en el marinado. Aquí se logra un equilibrio interesante, con un ojo en la red debajo del alambre.
El tiradito (también de polo) al ají amarillo con rocoto, choclo, canchita, su cebolla morada, su cilantro, es una de esas preparaciones sin vuelta de hoja que se pueden comparar con las de otros restaurantes peruanos de Madrid. El de Valdivieso gana o empata con muchos. La crema o salsa de ají, con grado de picor a la española, engarza todos los sabores del plato y anima por sí sola a revisitar el establecimiento.
A estas alturas en la mesa debe aparecer sí o sí el pisco sour. Nos cuenta Melina que algunos habituales vienen a La Cevicuchería a acompañar la bebida nacional peruana con la comida y no al revés. Lo merece.
De fondo tradicional es asimismo el anticucho, jugoso, tierno, cortado a favor del comensal, rico.
Elegimos de entre las propuestas del chef el choncholí marino, una parrilla de chipirones, pulpo y calamar con choclo cocido, ají de huacatay, cebolla china y una cama de papa amarilla. Lo dicho, comes Lima y otra cosa, y el conjunto armoniza.
Y al estómago lleno le sumamos un postre de los que no te dejan que no te los termines… ¡Llévate la foto a La Cevicuchería si quieres saber (y pedir) lo que es bueno!
Muy disfrutable este restaurante peruano de pretensiones y precio medio, con lo de siempre y alma innovadora, sin duda uno de los mejores de su gama. Enseguida volveremos a saludar y dejarnos aconsejar por nuestra anfitriona (muchas gracias, Melina).
Precio medio: 25 – 35 € por persona.
Horario:
Martes a sábado: 13:00 – 16:00 / Domingos: 13:00 – 16:00.
Calle de Téllez, 20.