En la foto que acompaña al titular de este artículo se ve la portada y parte del muro de la fachada principal del palacio del Conde de las Torres, edificio del s. XVIII trasformado en el primer tercio del s. XIX en el convento de Santa Catalina de Siena.
¿Parece que está en el suelo? Es porque, efectivamente, lo está. En concreto, en el suelo de la plaza de Nelson Mandela de Lavapiés, anteriormente denominada plaza de Cabestreros.
Expliquemos lo inexplicable: el convento de Santa Catalina de Siena fue abandonado en los años 60 del s. XX. Entonces, el Ayuntamiento de Madrid adquirió el edificio y lo demolió porque supuestamente amenazaba ruina. Se conservó el piso bajo, portada y muro, de la fachada principal, que permaneció en pie hasta 2006, cuando pasó a ser considerado una ‘barrera arquitectónica’ y se desmontó. Solo una pequeña parte de lo que existía todavía en la última fecha mencionada se colocó poco después sobre el suelo, en el extremo sur de la plaza.
Lavapiés es históricamente un entorno de composición social compleja (agricultores, artesanos, hidalgos, profesionales ‘liberales’ como los arquitectos Churriguera y Ribera, nobles, religiosos), ha albergado instituciones que cuentan una parte muy importante del devenir de Madrid como la Inclusa o la fábrica de Aguardientes y Naipes, transformada después en fábrica de tabacos, en sus calles han convivido mejor o peor avenidos moriscos, judíos conversos y cristianos viejos y conviven nacionales y extranjeros… Para comprender el barrio y que su historia sea útil en el presente es necesaria la identificación, preservación y difusión de sus rasgos característicos. No acaba de hacerse bien desde las instituciones, qué va.
Adrián P. G.
Director de Microplán Madrid
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Gestor cultural, redactor creativo y SEO, social media manager
Un comentario sobre “Lavapiés, por los suelos”